Son jóvenes y buscan empleos estables

Son jóvenes y buscan empleos estables

Actualmente solo tienen un empleo el 33,5% de las personas jóvenes, incluidas aquellas en situación de ERTE.

El otro 66% de personas entre 16 y 29 años se reparte entre población inactiva, es decir, no clasificada como ocupada ni parada (el 52,1%) y población en paro (14,4%).  De la población joven empleada, el 36,8% figuran como afiliadas en la Seguridad Social con contratos eventuales frente al 16,2% en los restantes grupos de edad.

Los jóvenes reclaman estabilidad y seguridad

En un post anterior sobre el empleo freelance, decía que la autonomía, el control del propio trabajo, y la flexibilidad son valores en alza para los más jóvenes. Rectifico lo dicho.

No estamos ante un nuevo romanticismo. Para las personas jóvenes es una realidad que no es elegida, sino que les viene impuesta. Si bien valoran la flexibilidad o la autonomía, las personas jóvenes quieren igualmente un contrato fijo. Quieren estabilidad y seguridad, con un sueldo que les permita pagar el alquiler.

Tal vez distorsionamos los ideales o valores de los jóvenes cuando decimos que buscan libertad y flexibilidad; argumentaba Víctor, un joven arquitecto de 29 años. Víctor trabaja en un despacho de arquitectura en Barcelona como “falso autónomo” y cobra poco más del salario mínimo.

Las personas jóvenes valoran la flexibilidad o tener diferentes fuentes de ingresos, cuando éstos son suficientes para vivir y realmente hay una libertad de elección.

Para muchos de estos jóvenes como argumenta Paula, diseñadora de 28 años; la libertad no es tal, al no tener un volumen suficiente de encargos que te permita trabajar con flexibilidad. Con lo que tienes la desventaja de la inestabilidad laboral y económica; y no tienes flexibilidad para ejecutar los encargos, ni gran margen de decisión en cuanto a plazos y condiciones.

El empleo juvenil después de la pandemia

Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional ya ha advertido del riesgo de que la crisis sanitaria derive en una “generación pérdida” en aquellos países europeos con menor renta per capita.

Un 25% de los jóvenes encuestados por el Ayuntamiento de Barcelona, revelan que han tenido dificultades para pagar el alquiler en los últimos meses, un 33% reconoce que ha caído su rendimiento académico, y un 4% ha tenido que dejar los estadios según informa el diario El Independiente.

Prácticamente dos de cada tres jóvenes entre 15 y 34 años creen que esta pandemia les afectará negativamente.

¿Qué es el trabajo decente según la OIT?

Una de las conclusiones del Informe Perspectivas sociales y del empleo en el mundo de 2020 elaborado por la OIT, es la deficitaria calidad de los trabajos. Ya que un empleo ya no es garantía de autonomía financiera e inclusión social.

El trabajo decente como lo definen en este informe tiene que ver con “la adecuación de los salarios o de los ingresos del trabajo por cuenta propia, con el derecho a la seguridad del empleo y a un lugar de trabajo seguro y saludable, el acceso a la protección social, la oportunidad de expresar las propias opiniones y preocupaciones a través de un sindicato, una organización de empleadores u otro órgano representativo, así como con otros derechos fundamentales como la no discriminación”.

Este informe alerta del mayor déficit en materia de trabajo decente en la economía informal, con un alto porcentaje de personas que trabajan por cuenta propia o de trabajadores familiares que carecen de la protección adecuada.

Según los datos de la OIT alrededor de 2000 millones de trabajadores en todo el mundo están empleados de manera informal, representando el 61 por ciento de la fuerza de trabajo global.

El informe señala la edad como otra característica indicativa de las desigualdades del mercado laboral: “En Europa la calidad de los empleos disponibles para los trabajadores jóvenes se ha visto afectada por la creciente incidencia del empleo temporal”.

¿Una nueva generación perdida?

El desempleo juvenil es un problema que está empezando a tener carácter estructural en España. Después de la crisis financiera de 2008 el desempleo entre los más jóvenes ha persistido, y esta pandemia aviva el problema. Diferentes diarios, como El Economista se han hecho eco en las últimas semanas de esta “potencial generación perdida”.  

El Banco de España señala a un desajuste laboral del mercado de trabajo para las personas jóvenes, que estando más preparadas que generaciones anteriores, se encuentran con un mercado de trabajo con una insuficiente demanda de trabajo cualificado.

El Instituto de la Juventud advierte de la precariedad laboral en el empleo juvenil

Según los datos del Observatorio del Instituto de la Juventud (INJUVE) la tasa de paro es más alta cuanto más joven es el grupo analizado.

Para el año 2019, la tasa de desempleo se eleva cinco puntos por encima de la del total de la población en el caso de las personas entre 25 y 29 años; es algo más del doble en el caso de las personas entre 20 y 24 años y se triplica sobradamente para las personas entre 16 y 19 años.

Según los últimos datos del Observatorio del INJUVE hay 95.684 parados más que en octubre de 2019, lo que indica una subida en los últimos doce meses del 35,93%.

La tasa de paro de la población joven en España se sitúa en el 25,2% durante las primeras semanas del confinamiento, registrando un incremento trimestral más de dos veces superior al que se ha dado entre la población de 30 a 64 años. A su vez, son las personas jóvenes el colectivo con un mayor riesgo de perder el empleo ante el fin de los ERTE, según el informe.

El INJUVE advierte de que la precariedad laboral amenaza a los jóvenes de dos maneras: De forma inmediata, serán los primeros en ser despedidos al término de los ERTE. A medio plazo, los que conserven sus empleos serán los más expuestos al despido si se materializa la amenaza de una crisis económica provocada por el Coronavirus.

El FMI advierte del riesgo de pobreza y de exclusión social

El 20,7 % de la población española, es decir, unos 9,7 millones de personas, están en riesgo de pobreza según el Indicador de pobreza y exclusión social en España 2018-2019.

En términos macroeconómicos, el FMI espera una contracción del PIB del 12,8 % y una tasa de paro del 20,8 % para este año, cifras que, de confirmarse, sin la menor duda repercutirán intensamente en las tasas de pobreza y de vulnerabilidad, según recoge el Informe El estado de la pobreza elaborado por la European Anti-Poverty Network (EAPN) .

Los datos son deprimentes. No podemos permitirnos seguir haciendo más de lo mismo. No más autocomplacencia. Nos toca enfocarnos en soluciones; en buscar alternativas desde el sistema educativo, adecuando la oferta formativa a las necesidades actuales y fomentando el desarrollo de las competencias TIC y habilidades personales; desde la regulación  normativa poniendo limites a la temporalidad y a la precariedad; desde las políticas activas de empleo incentivando el espíritu emprendedor y articulando nuevos y eficientes instrumentos que favorezcan la contratación de jóvenes y mayores de 45 años, entre otros; desde las organizaciones sindicales y empresariales a través del dialogo social y la negociación colectiva para unas condiciones de trabajo dignas y un empleo decente…

Gracias por leerme.

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